No tenemos por costumbre hablar de libros hiperfamosos de esos que salen en las listas de los más vendidos o venden hasta en el Carrefour, pero a veces hay que animarse a probar también las mieles del éxito de otros para ver que se cuentan y como conquistan a miles o millones de personas. Así ha sucedido con el psicólogo Rafael Santandreu y su libro El arte de no amargarse la vida , que sin duda rinde en parte homenaje a otro libro también célebre, delicioso y treméndamente irónico El arte de amargarse la vida del psicólogo americano Paul Watzlawick.
«Epicteto enseñaba a tener fuerza emocional, lo cual no significa «no sentir emociones negativas» sino «no sentir emociones negativas exageradas», y eso es lo que vamos a aprender en este manual… Y es que como decía el filósofo: «No nos afecta lo que nos sucede sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede».»
Como no debe hacer falta explicar, se trata de un libro de autoayuda bien fundamentado en la terapia cognitivo-conductual (TCC). Leyéndolo se nota que el autor es un psicólogo al que le gusta su trabajo y los casos y problemas que relata nos resultan cercanos y propios de la cultura e identidad de nuestro país.
Una de las cosas en las que mas hincapié hace es en las creencias irracionales contra las que propone luchar y desterrar de nuestra cabeza:
1. Necesito tener a mi lado a alguien que me ame: de lo contrario, ¡qué vida más triste!
2. Tengo que ser alguien en la vida, aprovechar bien mis cualidades y virtudes. De lo contrario, me sentiría fracasado.
3. No puedo tolerar que la gente me mnenosprecie en público. Debo saber responder y defender mi imagen.
4. Debo tener una casa en propiedad. De lo contrario, soy un maldito fracasado muerto de hambre.
5. Tener buena salud es fundamental para ser feliz. Y lo más deseable es vivir mucho tiempo; cuanto más, mejor: ¡incluso 100 años o más!
6. Tengo que ayudar a mis familiares: padres, abuelos, hijos… Mi ayuda es fundamental para su felicidad.
7. Si mi pareja me pone los cuernos, no puedo continuar con esa relación. La infidelidad es una cosa terrible que te destroza por dentro.
8. Tengo que tener una vida emocionante. De lo contrario, mi vida es un aburrimiento y, de alguna forma, un desperdicio.
9. Más siempre es mejor. El progreso siempre es bueno y consiste en tener más cosas, más oportunidades, más inteligencia…; esto es obvio en el caso de desear cada vez más y más cosas buenas como paz y alegría.
10. La soledad es muy mala. Los seres humanos necesitan tener a alguien cerca porque si no, son unos desgraciados.
Un libro del que creo que casi todo el mundo puede aprender algo, aprender de esas actitudes ante la vida de las que casi todos conocemos la teoría pero tan difícil es cumplir con la práctica.
«Hagámonos una pregunta: en una vida que dura tan poco y que no tiene mucho sentido (o tiene un sentido metafísico desconocido para los seres humanos), ¿es tan importante esta desgracia que me está ocurriendo?»
Puntuación: 4/5.
Si quieres saber más o leerlo:
El arte de no amargarse la vida