Aquí Paris

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Muchos españoles se hacen esta pregunta: Una catástrofe como la española, ¿puede tener alguna utilidad práctica o espiritual para el país? Estas violencias, estas crueldades, estas bestialidades, ¿podrán servir para algo? El carácter precario, miserable de la vida en un momento como el actual de España, ¿encerrará una lección de alguna clase?

Delicioso libro que reúne las notas e impresiones de Pío Baroja durante su estancia en París los años de la Segunda Guerra Mundial. Ya anciano (nacido en 1872), se ve obligado a vivir en la Ciudad Universitaria y vive o sobrevive de las colaboraciones que realiza en el periódico «La Nación» de Buenos Aires. Sus pequeños lujos o caprichos en forma de buenas cenas solo existen en forma de invitaciones. Habla de política, en la que no cree nada, como tampoco cree en el éxito, en el pensamiento único ni en la vida fácil.

La revolución es como un espasmo, con el cual el país intenta librarse de los males que supone externos, y que, probablemente, son internos.

Leerle es escuchar la voz de un librepensador, fuera de lugar mental y sentimental al venir de un país como España y en unos tiempos del «o eres de los nuestros o del enemigo». Es entre divertido y patético leer como a Baroja le atacan de un lado y del otro del espectro político por ser un contrario. Quizá haya pocas pruebas mejores de independencia y falta de alineamiento ideológico. Solo por este siguiente párrafo merece la pena leer este libro:

Si uno fuera joven y cambiara con los años, acaso pudiera acomodarse al ambiente del practicismo bajo que se va formando en el mundo, pero yo a veces llego a creer que nada cambia, ni mejora, ni empeora. Yo mismo me encuentro igual, pasados los ochenta años, al chico de catorce o quince años, con las mismas ilusiones, las mismas curiosidades y las mismas fobias de antes, la curiosidad por los rincones y los sitios misteriosos, y el mismo entusiasmo lejano por la aventura, sin creer en ella.

Una maravilla. Puntuación 4’5/5.

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